Más de uno en la Academia de Hollywood respirará con alivio el domingo cuando terminen los Óscar, ya que esta institución ha vivido peligrosamente el último año entre anuncios de novedades, aclaraciones y rectificaciones sobre los premios más importantes de la gran pantalla.
Resulta sugerente imaginar cómo habrían sido los Óscar que intentó cocinar la Academia para su 91 edición, que se celebrará en el Teatro Dolby de Los Ángeles (EE.UU.) y en donde esta organización espera resarcirse tras meses de mala fortuna y pasos en falso.
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Kevin Hart habría sido el presentador, la gala no habría superado las tres horas, algunas estatuillas se habrían entregado en las pausas publicitarias, no habrían sonado todas las canciones nominadas en la ceremonia, y "Black Panther", con toda probabilidad, se habría llevado el primer Óscar de la historia a la mejor película popular.
De todas estas renovadoras ideas solo quedan la ilusión de un espejismo y las toneladas de controversia en Hollywood que dejaron a su paso.
Pero, más allá de la escasa aceptación de sus propuestas, la institución que preside desde 2017 John Bailey tenía motivos para agitar la coctelera de los Óscar.
La gran gala del cine, que emite la cadena ABC en EE.UU., ha visto cómo su audiencia cae año tras año y en 2018 marcó un récord negativo con 26,5 millones
de espectadores, la cifra más baja desde que los Óscar se ven en televisión.
Las primeras ideas para aplicarle un "lifting" a los Óscar, que es tanto una fiesta del "glamour" como un negocio publicitario que mueve millones de dólares, llegaron en agosto.
La que más revuelo desató fue la creación de una nueva estatuilla dedicada a la mejor película popular, algo relacionado con que las recientes ganadoras del Óscar a la mejor cinta estuvieron lejos de ser apisonadoras en la taquilla.
Por ejemplo, "The Shape of Water" (2017), recaudó en EE.UU. en total 64 millones de dólares, "Moonlight" (2016) consiguió 28 millones y "Spotlight" (2015) se anotó 45 millones.
En frío, estas cifras quizá no digan mucho, pero como comparación basta señalar que "Avengers: Infinity War" (2018) logró 258 millones de dólares solo en su fin de semana de estreno en EE.UU.
Para no dar la espalda a los taquillazos, que apenas se cuelan en las categorías técnicas, e invitar a un público más joven a unirse a la gala, la academia anunció esta categoría de película popular que fue rechazada, mayoritariamente, por Hollywood, que veía enormes problemas en distinguir cintas por su alcance comercial.
La academia dio marcha atrás pocas semanas después, pero le queda el dulce consuelo de ver que en mejor película a los Óscar han sido nominados filmes tan exitosos como "Black Panther" (700 millones recaudados en EE.UU.), "Bohemian Rhapsody" (212 millones) o "A Star is Born" (210 millones).
Los fanáticos esperan con ansias a los ganadores
También en agosto, la Academia de Hollywood desveló que algunos galardones se presentarían en las pausas publicitarias para acortar la gala, pero la polémica sobre este punto no explotó hasta que la pasada semana se puso nombre a los damnificados.
Las estatuillas de fotografía, montaje, cortometraje de ficción, y maquillaje y peluquería se entregarían en los anuncios y los discursos de sus ganadores serían editados y, a continuación, emitidos en la retransmisión.
Una dura carta de oposición, firmada por tantas estrellas que daría para trazar un panteón del cine contemporáneo, resumió el sentir de Hollywood.
"Relegar estas artes esenciales del cine a un estatus menor no es nada menos que un insulto a aquellos de nosotros que hemos dedicado nuestras vidas y pasiones a nuestra profesión", dijeron, entre otros, Alfonso Cuarón, Guillermo Del Toro, Emma Stone, Kate Winslet, Alejandro González Iñárritu, George Clooney, Robert De Niro, Quentin Tarantino, Frances McDormand y Martin Scorsese.
Una vez más, la academia reculó.
Para entonces ya se sabía que los Óscar no tendrían presentador después de que Kevin Hart fuera anunciado en diciembre y que, posteriormente, renunciara a su puesto por una polémica sobre unos antiguos tuits homófobos.
Aunque hay varios casos de Óscar sin presentador (las veladas de 1969, 1970, 1971 y 1989, por ejemplo, no tuvieron maestro de ceremonias), la incapacidad de los responsables de la gala para encontrar un sustituto también se entendió como un fracaso.
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Otra idea desechada fue que no todas las canciones nominadas se interpretaran en los Óscar.
Sin embargo, y después de que la academia accediera a que las cinco sonaran en el escenario, Variety informó el jueves de que Kendrick Lamar y SZA no defenderán "All the Stars", de "Black Panther", por problemas logísticos.
Con tanto acelerón y frenazo, en la academia solo les queda cruzar los dedos por unos Óscar sin contratiempos y por la culminación de su otro gran proyecto: la inauguración en Los Ángeles del ambicioso Museo de la Academia de Hollywood prevista para finales de 2019.